Un hallazgo inédito y único en la lucha contra el cáncer tiene como protagonista a un equipo de científicos argentinos y, entre ellos, a una licenciada en genética misionera que, liderados por la doctora Vanesa Gottifredi, vienen trabajando en ello hace más de una década.
Se trata de una molécula que mejoraría la eficacia de las quimioterapias en pacientes con esta enfermedad y hasta podría evitar los numerosos efectos secundarios que padecen los pacientes cuando enfrentan estos tratamientos. Los resultados de la investigación llevada adelante en el Laboratorio de Ciclo Celular y Estabilidad Genómica de la Fundación Instituto Leloir (FIL) fueron publicados recientemente en la prestigiosa revista científica Cell Death and Disease.
Integrante de este selecto grupo es la misionera Verónica Okraine (29) nacida en Apóstoles y recibida de genetista en la Facultad de Ciencias Exactas, Químicas y Naturales de la Universidad Nacional de Misiones (Unam). Vive en Capital Federal y desde 2020 se encuentra realizando su doctorado en Farmacia y Bioquímica por la Universidad de Buenos Aires (UBA) y espera alcanzar su título en noviembre.
En diálogo con este medio, como introducción, Okraine explicó que las células tumorales tienen como característica particular una alta tasa proliferativa, es decir, que se dividen mucho para dar lugar a más células tumorales. En ese contexto hay una molécula clave, que es el ADN.
“La molécula de ADN siempre tiene que duplicarse y preservarse porque lleva toda la información genética necesaria para los procesos celulares básicos. Lo que ocurre es que cuando este proceso de duplicación del ADN se ve obstaculizado por algún motivo eventualmente deja de proliferar y puede morir”, describió.
En esa misma, ilustró: “Esa es la base de las quimioterapias, que lo que hacen es dañar al ADN para evitar que las células tumorales sigan dividiéndose y eventualmente mueran. Sin embargo, las células tumorales tienen mecanismos de defensa que utilizan para reparar el ADN roto o dañado por las quimioterapias y de esa manera logran sobrevivir”.
Así, dentro de ese mundo de mecanismos existe uno llamado “tolerancia” y lo que el equipo encontró en el laboratorio es que la proteína denominada p21 puede interferir con ese mecanismo de tolerancia que las células tumorales utilizan para sobrevivir a la quimioterapia.
“Lo que nosotros hallamos es que un pedacito aislado en el laboratorio de la proteína p21 aumenta la eficacia de varios tratamientos quimioterapéuticos en células tumorales, justamente porque interfiere con uno de esos mecanismos de tolerancia en las células tumorales”, remarcó la científica misionera y primera autora del artículo.
Este descubrimiento está en una etapa inicial y se llevó adelante mediante experimentos in vitro en el laboratorio con líneas tumorales “que las hacemos crecer en el laboratorio, todavía no pasamos a una etapa de experimentación en animales”.
“Estos resultados, que los llamamos preliminares, muestran una versatilidad en el sentido de que sensibilizaron o aumentaron la eficacia de varios tratamientos antitumorales. Hoy en día en la quimioterapia se utilizan diferentes tratamientos dependiendo el tipo de tumor. Nosotros testeamos este péptido en combinación con varios de ellos y no solamente aumentó la eficacia de varios, sino que también en diferentes líneas tumorales”. Esto es, de líneas tumorales de mama, ovario, colon, pulmón y en todas ellas mostró un muy buen resultado.
“Un dato preliminar interesante es que no afectó a las células no tumorales. Entonces esto tendría una implicancia muy buena, si es que se sigue avanzando, de que no solamente podría utilizarse en varios tipos de tumores, sino que también podría combinarse con varios tipos de tratamientos quimioterapéuticos, y encima podríamos suponer, en base a los resultados que obtuvimos, que podría no tener tantos efectos secundarios”, indicó la profesional.
Es que si hay algo que caracteriza a estos tratamientos contra el cáncer son las consecuencias que produce en los pacientes: desde caída del cabello, inmunosupresión, descalcificación, entre otros.
Un trabajo de equipo
El resultado obtenido por el equipo es producto de más de diez años de investigación. Actualmente quienes están trabajando en el laboratorio, liderados por la doctora en Biología Humana Vanesa Gottifredi, son los becarios doctorales Okraine, Lilen Ivonne Caimi, Ginette Moyano, Ariel Abramovici Blasco y María Candelaria Mares. También los investigadores jóvenes Sebastián Omar Siri y Nicolás Calzetta y una rotación de estudiantes que realizan pasantías y tesina.
El equipo no tiene los fondos para continuar con las investigaciones y los avances para la aplicación de este hallazgo que podría beneficiar a miles de pacientes a nivel mundial, pero dejan abierta la posibilidad y el acceso al conocimiento para que otras entidades que cuenten con el dinero puedan continuar trabajando a partir de ello.
“Muchos quizás patentan este tipo de hallazgos o descubrimientos, pero eso quizás limita el acceso al conocimiento a nivel general, a nivel de la sociedad. En nuestro laboratorio siempre nos inclinamos hacia el otro lado de la balanza, que es brindar el conocimiento a la sociedad y que pueda ser aprovechado lo más rápido posible y de la mejor manera”, consideró Okraine.
“Obviamente que si nosotros estamos involucrados en esas etapas sería un honor, pero hoy en día no contamos con los fondos. Quizás haya empresas o laboratorios en otras partes del mundo con mayor financiamiento o mayor cantidad de fondos que sí puedan financiar las etapas siguientes, que son: perfeccionar el péptido y empezar a probarlo en animales”, se explayó.
La científica misionera ponderó la calidad de los trabajos y los investigadores del país, es que para que una investigación sea publicada en tamaña revista internacional primero debe pasar por filtros que son científicos internacionales prestigiosos que evalúan si es apta o no.
“Nos llena de mucho orgullo porque pone en alto la calidad de profesionales que tenemos hoy en día en nuestro país y que fueron formados en nuestro país”, resaltó.
Gracias a la calidad del proyecto en 2023 quedó seleccionada por la Fundación Bayer junto a otros 22 jóvenes a nivel mundial, para realizar una estancia de investigación en Alemania, donde vivió por tres meses en 2024.
“Tenemos muchísimas esperanzas, estamos activamente buscando financiamiento, para que esto logre avanzar a las etapas siguientes, y por qué no, en un futuro ser utilizado no como una terapia en sí, sino como un coadyuvante. Es decir, que este péptido pueda ser utilizado para mejorar la eficacia de los tratamientos utilizados hoy en día en pacientes con cáncer”, cerró Okraine, que resaltó que los científicos trabajan para la comunidad.
Fuente(ElTerritorio)